martes, 27 de octubre de 2009

Bangkok 2

Dejamos atrás el Chatuchak Market y tomamos el metro que pasa en sus cercanías. Luego de algunas estaciones nos bajamos y caminamos algunas cuadras hasta toparnos con un canal, llamado Klong Sam Rap,rodeado de casas hasta sus bordes, donde algunos colegiales esperaban el paso del bote para llevarlos a sus hogares. A pesar de los nauseabundo que olía el canal en cuestión, decidimos tomarlo ya que es considerado uno de los "imperdibles" de Bangkok. Luego de algunos calurosos y hediondos minutos se acerca un largo bote que lejanamente nos recordó el querido Citycat de Brisbane, aunque éste era bastante más rústico y humilde. Ya sentados y pensando que haría si me saltaba una gota de agua en la boca el bote inició su marcha a través del canal, pasando muy cerca de las casas donde los tailandeses realizan sus actividades cotidianas. Luego un giro y llegamos al Chao Phraya River, el río que atraviesa la ciudad. Una magnífica vista de los altos edificios, barrios, mercados, casas, autopistas y templos se puede observar mientras el bote recoge niños, adultos, monjes y turistas en las numeradas estaciones, confirmando mi gusto por las ciudades cruzadas por ríos, lástima que en Chile sean tan pocas, destacándose Valdivia en ese sentido (no me vengan a decir que el Mapocho es un río, menos que es bonito).
Servicio de botes por el río Chao Phraya y sus canales.

Nos bajamos en una de las estaciones y llegamos al Golden Mouthen, un complejo de templos localizado sobre una pequeña colina artificial coronada con una gran cúpula dorada y rodeada de hermosos jardines que llaman a la meditación y reflexión en medio de esta siempre ajetreada urbe. A pesar del calor, humedad y del miedo constante de estar deshidratados subimos , encontrándonos con antiguas estatuas, campanas de oración y muchos monjes rezando, tanto como las estatuas doradas de Buda. En uno de los costados de la colina un gran Buda dorado en actitud de meditar, rodeado de flores, incienso y ofrendas nos sorprende.


Imágenes de Golden Mouthen

Satisfechos con nuestra visita espiritual del día bajamos y nos topamos con The City Parapet Phrakan Fortress, que mucho la atención no nos llamó. Caminamos por una amplia avenida que estaba completamente repleta de gigantografías de la reina, ya que su cumpleaños es justamente en agosto y la ciudad se estaba preparando para tan especial fecha. Nos topamos prontamente con oto complejo de templos, llamado Loha Prasat, con construcciones hermosas pero para nuestro pesar se encontraban cerradas. Siguiendo por la avenida nos encontramos con el enorme Monumento a la Democracia, cosa singular en un país donde el rey tiene tanto poder y se han sucedido régimenes militares y golpes de estado.
Loha Prasat

Un par de cuadras más allá el orden simétrico del Monumento a la Democracia se desvanece al ingresar a Khao San Road, la meca del mochilero. Una calle repleta de tiendas de ropa, convenience stores, artesanías, restoranes y bares, gente de todo el mundo paseando y comprando chucherías, preparándose para otros viajes o solo disfrutando de los días en Bangkok. Esta calle concentra buena parte de hoteles, hostales y backpackers de la ciudad, por lo que es un sector bullicioso, siempre repleto de gente y actividad. Infaltables son las vendedoras de "ranas", un ejército de mujeres vestida con un traje típico que venden unas ranas de madera hueca que, al pasar un palo por su espalda, provocan un sonido idéntico al de una rana. Novedoso, si es que yo no lo hubiese comprado meses atrás en Phuket, y simpático si no fuese porque la jauría de vendedoras de rana se te acercan cada 5 minutos haciendo el famoso sonido hasta que quedas completamente hastiado de ellas. En esta calle y en las adyacentes se pueden realizar buenas compras, siempre regateando (pero no tanto) especialmente poleras que sabes que destruirás en las próximas semanas, y otras chucherías como imanes o gorros. Oscurece y el hambre ataca, nos metemos por un estrecho pasaje para decubrir el "De Hippie" restorán, agradable rincón donde comí una exquisita y picante costilla de cerdo con arroz (como no). Para bajar semejante manjar, nada mejor que tomar una refrescante cerveza. Nos atiende una sonriente y guapísima chica tai enfundada en un diminuto y apretado traje que provoca que mi sudoración aumentase. El mini traje de la chica corresponde a una marca de cerveza, así que adivinando un poco el cuento me hago el lindo y le pido la marca que ella promociona. Y acerté, dado que a las chicas les dan una comisión por cerveza vendida de la marca impresa en su ropa, así que te atienden de lo mejor, lo cual siempre es grato considerando la sensualidad exótica que emanan estas chicas a cada segundo. No me malentiendan, esto no es Phuket y su ejército de prostitutas, sino simples bares (algunos instalados a la mala en plena vereda, ¡¡y hasta con música en vivo !!!) donde se preocupan de atender bien al cliente, y bueno, si pasa algo más ya será cosa de cada uno. Yo por mi parte me retiré al hostal ya que mañana teníamos una "misión imposible" que cumplir: sacar nuestras visas a Myanmar.


Khao San Road y las deliciosas costilitas

lunes, 19 de octubre de 2009

Bangkok

Nuestro primer destino en nuestro viaje fue Bangkok, capital de Tailandia. Luego de un largo viaje (incluyendo un largo retraso en Kuala Lumpur) pudimos arribar al enorme y moderno aeropuerto de Suvarnabhumi, que se distingue por su moderna arquitectura y por su intenso tráfico que se refleja en decenas de aviones procedentes de todo el mundo. Como era cerca de la medianoche tomamos un taxi para llegar a nuestro hostal, el que resultó una agradable sorpresa. A pesar de estar alejado de Khao San Road, la meca del mochilero y donde se concentran la mayoría de backpackers y hoteles, el Udee Bangkok es un pequeño rincón de tranquilidad en medio de las ajetreadas y siempre bulliciosas calles de la ciudad. Con no más de cuatro meses de funcionamiento y atendido por sus dueños, permite una estadía tranquila, barata y acogedora en sus instalaciones, además de proporcionar abundante y confiable información sobre la ciudad. Lo bueno de su ubicación es que se encuentra bastante cerca del Chatuchak Market, uno de los mercados más grandes del mundo que funciona solo los fines de semana.

Y hacia allá dirigimos nuestros pasos a la mañana siguiente. Con casi 5 mil puestos, es posible encontrar desde de chucherías a artesanía de calidad, desde ropa de segunda mano a poleras con diseño, discos, antigüedades y plantas son ofrecidos en los distintos pasillos. Buenos precios y el omnipresente regateo dan vida a este mercado. Variados puestos de comida Thai permiten una alimentación deliciosa por no más de US$3 (incluyendo cerveza local, llámese Chang o Singha). Por su enormidad y variedad es mejor pensar bien que quiere ver o comprar, o se corre el riesgo de perderse infinitamente por sus largos pasillos. Porque muy interesante será, pero Bangkok ofrece un sinnúmero de atracciones para recorrer y vivir.

Algunas imágenes del Chatuchak Weekend Market

Los 8 millones de habitantes de la ciudad realizan buena parte de su existencia en las calles. Cada cuadra y cada esquina esconden alguna sorpresa, porque si hay algo que me sorprendió de la ciudad es la extraña cohabitación de lo sagrado y mundano. Así, los templos conviven con vendedores ambulantes o prostitutas mientras los monjes recorren la ciudad hablando por celular, todo bajo la omnipresente mirada de Bhumibol Adulyadej, Rama IX, soberano constitucional de Tailandia. Gigantografías del rey o de la familia real adornan las calles y es común encontrarse con la cara del rey en tiendas, kioskos o incluso al interior de los hogares. Bueno, y si metes tus manos al bolsillo también lo verás, ya que la figura del rey aparece en todas las monedas y billetes. El pueblo profesa un verdadero culto a la familia real y la considera semi-divina, lo que provoca que, a pesar de ser Tailandia una monarquía constitucional el rey tenga un poder político y social considerable. Perder el favor del rey puede hacer caer un gobierno, como sucedió algunos años atrás cuando se produjo un golpe de estado y el pueblo lo apoyó dado que tenía la venia del rey. Es tanto el culto que existen tiendas dedicadas exclusivamente a vender imágenes del rey y de la familia real. El origen de esto debe, según yo, a que Tailandia jamás fue colonizado por potencia occidental alguna (aunque sí recibió influencia) en buena medida gracias a las maniobras políticas de los monarcas de la dinastía Chakri. Mientras sus vecinos se transformaban en meras colonias inglesas o francesas, los tailandeses siguieron siendo una nación independiente, cosa que hasta el día de hoy los llena de orgullo.

Imágenes como ésta, el rey saludando a su pueblo, son comúnes en las calles de Tailandia.

Esto es importante a la hora de viajar por tierras tailandesas. Famoso es el caso del turista suizo que en medio de una borrachera se le ocurrió pintarle bigotes a una imagen real. El resultado: 10 años de cárcel (aunque fue perdonado). Criticar a la monarquía tiene una pena máxima de 15 años de cárcel, así que es mejor tratar con respeto las infinitas imágenes del rey y alabarlo cuando se habla con los tailandeses, así se evitan problemas mayores. Y como la imagen del rey aparece en los billetes, es mejor no tenerlos arrugados ni sucios si se quiere evitar miradas de reprobación por parte de los tailandeses. Porque el dinero es tema: cuando se compra se debe pasar el dinero con las dos manos, y sonriendo, de lo contrario puede entenderse como un signo de desprecio. Y por supuesto, saludar y dar gracias en tai siempre será bienvenido y ayuda a tener un buen recibimiento por parte de los siempre sonrientes tailandeses. Sawadee-krab (para los hombres) y sawadee-ka (si quien lo dice es mujer) son los saludos corrientes en el país, así como jhop kum krab y jhop kum ka son las formas de decir gracias (para hombres y mujeres, respectivamente).

Como pueden darse cuenta, las normas de protocolo son un tanto diferentes a las que uno está acostumbrado, y es de suma importancia tratar de aprender algunas de ellas antes de viajar para tener un pasar mejor en el país. Los tailandeses me parecieron gente bastante amable que sonríe permanentemente, aunque como en casi todos los países asiáticos la sonrisa no significa necesariamente que estén felices. La sonrisa es una forma de ocultar las verdaderas emociones que siente la persona, ya que manifestarla puede significar una pérdida de “face”, o sea, la posición que tiene esa persona con respecto a los demás, o la forma cómo los demás te ven en cuanto a respeto y prestigio. La palabra face es de idioma inglés y significa prestigio o apariencia, y es la que comúnmente se utiliza para describir esta forma de encarar las relaciones personales. Perder face es algo que siempre se querrá evitar, y las emociones expresadas libremente pueden acarrear una pérdida del equilibrio en las relaciones interpersonales y la pérdida de prestigio. Esto se traduce a que alguien puede estar enojado contigo pero te seguirá sonriendo, todo para mantener el equilibrio social y evitar la pérdida del mentado face.

Muchas de estas formas de encarar la vida pueden resultar un tanto inexplicables o difíciles de entender para un latinoamericano, por lo que es mejor tener sensibilidad y tenerlas presentes a cada momento. Hay que dejar algunos de nuestros esquemas mentales y abrir la mente, aceptando que ya no estamos actuando bajo parámetros judeo-cristianos sino budistas, donde el significado de la existencia es diferente. Y bueno, también te das cuenta de eso cuando te topas con un calendario y ves que estás en el año 2552 y no en el 2009.

Pero es hora de dejar estos desvaríos interculturales y seguir la marcha. Una de las cosas que caracterizan a Bangkok es que está surcado por el río Chao Phraya y por múltiples canales, transformándose los paseos en bote por la ciudad en uno de los imperdibles que cualquier viajero/turista debe realizar. Y hacia allá encamino mis pasos, a tomar un bote en un canal medio maloliente, pero ese relato mejor lo dejo para la próxima ocasión.