miércoles, 9 de septiembre de 2009

La ruta del Mekong (¿O del banana pancake?)

Hacía tiempo ya que no me metía a mi blog. El proceso de cerrar la vida en Brisbane y preparar las cosas para el mes de agosto me consumió bastante tiempo y energía. Pero esa estapa de mi aventura ya se cerró definitivamente y fue así como desde el primero de agosto empecé lo que podría llamar la segunda etapa. En ese período, que cubrió todo ese mes, tuve la oportunidad de recorrer buena parte del Sudeste Asiático, una tierra que no hace mucho me parecía sumamente lejana y exótica y que ahora puedo ver con otros ojos. Fue un viaje alucinante por lugares que ni sabía que existían, observando y viviendo cosas que antes solo pude imaginar y que ahora poseen una valoración diferente, más cercana y al mismo tiempo repleta de interrogantes. A medida que viajaba mi cabeza se llenaba de ideas, imágines y preguntas; miles de cosas que traté de plasmar cada noche en una pequeña libreta a medio mal traer. Me preguntaba si sería capaz de plasmar todo eso después y compartirlo con Uds en este blog, porque me fui dando cuenta que me es imposible hablar de los lugares donde estuve sin nombrar el contexto histórico, social y político presente; de otra forma el relato sería solo una larga lista de anécdotas y pequeñas historias sin mayor contenido. ¿Podría hablar de Tailandia sin nombrar a Rama IX? ¿O de Cambodia sin señalar las secuelas que dejó el Khmer Rouge? ¿Quién es Aung San Suu Kyi?

Los países por mi visitados, a pesar de estar todos en una misma área geográfica llamada "Sudeste Asiático", son completamente diferentes entre sí. No solo cada uno de ellos tiene su propia idioma, sino que también su propio alfabeto y su propia identidad nacional, condimentada con variadas minorías étnicas y diferencias políticas e históricas que moldean la sociedad de cada país. Esta inmensa variedad hace que cada rincón posea sus maravillas y secretos que se reflejan en aspectos como la comida, el vestuario, las costumbres o la forma como ven la vida.

La primera parada del viaje fue la capital de Tailandia, Bangkok, urbe de calles electrizantes llenas de movimiento donde se mezclan sin prejuicios lo más sagrado y lo más profano, viviendo ambos juntos y revueltos sin mayor problema. De ahí inicié un largo camino por tierra hasta la ciudad de Siem Riep en Cambodia, para visitar las grandiosas ruinas de Angkor, antigua capital del imperio Khmer, un lugar mágico y sobrecogedor con sus enormes templos de piedra y maravillosa arquitectura. El viaje por tierra siguió hacia Phnom Penh, capital del país donde pude ser testigo de la tenebrosa huella dejada por el Khmer Rouge, y de la situación actual del país. Un descanso de templos e historia resultó ser Sihanoukville, ciudad puerto y balneario ubicada en el sur del país con hermosas playas y un ambiente de relajo increíble.

Cruzando montañas, campos de arroz y pequeñas villas llegué hasta la frontera con Vietnam, donde se inició una de las etapas más complicadas del viaje, en un largo y por momento desagradable viaje en moto y bus hacia Ho Chi Minh City, condimentado con los hermosos paisajes del delta del Mekong. Una vez en la ciudad fui testigo de las huellas de la guerra y de las afiebradas calles repletas de motos moviéndose en cualquier dirección todo el día. El viaje continuó, esta vez por aire, hacia Saigón, capital de país. Una ciudad hermosa, repleta de mercados donde pude conocer al famoso tío Ho. De ahí se inició un viaje por 3 días hacia Ha Long Bay, en el golfo de Tonkín, una maravilla natural y Patrimonio de la Humanidad repleta de rocosas islas que surgen de las aguas.

Ya era tiempo de dejar Vietnam y volar hacia Lao, un país casi completamente desconocido para mí y que se transformó en uno de mis lugares favoritos. Luangprabang fue la ciudad donde por cinco días me sentí viviendo en otro tiempo y ritmo, disfrutando de sus mercados coloridos y alegres, sus templos y monasterios repletos de monjes de todas las edades, y principalmente de su tímida y amable gente que hizo que la estadía fuera casi de ensueño. Pero el tiempo se iba acabando y era hora de volver a Tailandia, pero a Chiang Mai, ordenada y limpia ciudad ubicada en el norte donde fui testigo de su vibrante Sunday Market, de elefantes entrenados y de las exóticas mujeres Karen, quienes se someten a un proceso que les provoca un "alargamiento del cuello", cosa por el cual son conocidas como "Mujeres Jirafa". Un brevísimo paso por Bangkok y se inició el que creo fue la parte más alucinante del viaje: Myanmar. Un país en donde uno retrocede 30 años al pasado, donde entran pocos turistas y que es más famoso por ser gobernado por una despótica y corrupta dictadura militar que aplasta con violencia todo lo que enfrente a su tiranía, incluyendo gravísimas violaciones a los derechos humanos. En la capital Yangón pude conocer la opinión de algunos ciudadanos sobre el estado de su país, y también maravillarme en el hermoso complejo de templos conocido como Shwedagon, con su enorme estupa cubierta de oro. Ahí tuve la oportunidad de conversar con unos estudiantes de filosofía budista quienes me mostraron templos y ritos. El camino siguió hacia Bagán, con sus decenas de templos, pagodas y estupas construidas hace cientos de años, un lugar sencillamente sublime y difícil de describir. La última parada de la aventura birmana fue el lago Inle, lugar donde se pueden encontrar a pueblos que siguen viviendo en forma tradicional, incluyendo villas flotantes donde la gente cultiva tomates en islas artificiales.

Y luego el regreso a Bangkok y de ahí a Australia, donde inicié hace algunos días atrás la última etapa de mi viaje como parte de un Study Tour organizado por la University of Melbourne, viaje que será un tanto distinta a la anterior. Seguiré viajando y viviendo en forma itinerante, pero ahora el foco será más académico que aventurero. Conoceré y estudiaré por un par de semanas a los dos gigantes que moldean y moldearán de una u otra manera nuestra vida: India y China. De ahí, un largo camino de regreso a casa, a través de Japón, Inglaterra y España.

Es por eso que he decidido retomar mi blog una vez regresado a Chile. Ahí podré retomar mis notas, repasar fotos, documentarme y pensar con más calma sobre lo vivido estos meses. Así creo que podré entregarles de mejor manera mis vivencias, y también continuar con mi proceso de conocer y acercarme a un nuevo mundo. Por que siento que el viaje por algunos de los países que he conocido aún no termina.

11 comentarios:

  1. Por mucho que hayan lugares de los cuales se tengan todas las referencias indirectas posibles, distinto es tenerlo ante los sentidos en plenitud...y pudiste hacerlo.

    Resumir en un par de columnas todo un viaje resultará imposible...así es que, si es necesario que te tomes tu tiempo para desarrollar los temas con el contexto, dale.

    Hay generalizaciones con el sudeste asiático...claro, pueden tener similitudes, pero equipararlos en todo es tan molesto como lo hacen con nosotros los latinoamericanos.

    En lo personal, estoy interesado por tu encuentro con las horribles secuelas dejadas por el Khmer Rouge en Cambodia así como qué tantas huellas de la guerra permanecen en Vietnam. Por sobre todo, Myanmar...de partida, me sorprende que aún permitan el paso a extranjeros.

    La parte académica que cerrará tu periplo no será, quizás, tan intensa...pero de seguro que podrás rescatar historias a modo de apéndice de tu travesía por el Sudeste Asiático. Saludos afectuosos, de corazón.

    ResponderEliminar
  2. Rectifico un dato de mi entrada: la capital de Vietnam es Hanoi, y no Saigón, antiguo nombre de la actual Ho Chi Minh City, aunque aún usado por los locales.

    ResponderEliminar
  3. Alvaro,
    Que quieres que te diga ... fascinante tu narraciòn y transmisiòn de feelings. Que ganas de algun dia recorrer por esas tierras. Como lo hacais con el idioma? Ingles? A mi me intimida no captra lo que se habal en mi entorno ... Què haras una vez de regreso a Chile?
    Sobre el cuento, si baasado en un hecho real ... el nombre del hermano es sòlo inventado ... estoy u taller literario y tenìa que crear un cuento en torno a un crimen ...
    Saludos desde Lima camino al Cusco!

    Sob

    ResponderEliminar
  4. ¿¿¿¿Y las fotos????

    Que envidia da leerte Alvarito, e imaginarte recorriendo todos esos lugares tan llenos de historia y de pasados. Ojalá los sigas disfrutando mucho para que luego nos cuentes y nos muestres con fotografías lo que te cuesta tanto describir en algunos casos. Aunque me imaginaba unas tierras verdes llenas de vegetación nativa, entre las figuras de los buda, no sé, me imaginaba eso.

    ¿No será muy largo esperar la vuelta a Chile pa saber más de usté? Yo creo que es muuuuuucho.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Yo creo que pasara un buen tiempo, quizas años en los que puedas resetearte y darte cuenta por donde has estado patiparreando. Todos esos pasajes son conocimiento que te hacen más culto, más maduro y sobretodo más patriota. Es un placer leer tus líneas y comprobar lo aventurero que uno puede llegar a ser y lo importante que es atreverse. Me gustaria que todo el mundo que no ha viajado te leyera, se inspirara en tus andanzas para que se peguen el alcachofazo de que la vida hay que vivirla no sobrevivirla, y tu eres una gran inspiracion.
    Una consulta, quien es el tio Ho?

    ResponderEliminar
  6. donde quiera que estes.. recuerda que es el mes de la patria muchas felicidades y un abrazo a la ditancia.

    ResponderEliminar
  7. Álvaro que alucinante todo lo que narras, te imaginé en esa parte del incómodo viaje en moto.

    Tanta diversidad, tantas pequeñas /gigantes diferencias, es una marvilla, y tu ahí con tu alma y tu cerebro atentos al máximo tratando de capturar todo lo posible, tratando de aproximarse a algunos de esos secretos.

    Es muy hermosa tu vivencia, que bueno que estés tomando nota y tratando de procesar todo.
    Sin duda a tu regreso verás todo tan diferente, y será lindo pero te invadirá una sensación extraña. Quizás sentirás leeeejos todo eso que viviste o quizás estará tan adentro pero desde otra perspecitva. Como un sueño, pero lúcido.

    Cuando esos pasos queden atrás, y empieces a recordar, aflorarán quizás detalles que has ido percibiendo hasta de manera inconciente, y darte cuenta de eso, te devolverá a esta otra realidad que te espera, con una sonrisa, con un suspiro, qué se yo.

    A lo que voy es que cuando el viaje (físico) se termine, el otro viaje (el interno) seguirá por un buen tiempo, enriqueciéndote, dándole más sentido a la vida.

    Debes sentirte muy afortunado por todo eso, seguro lo estás, se te lee feliz, creciendo.

    Abrazo grande (hoy mi abrazo no es envidioso, aunque me tienta la idea, pero NO nada de envidia, pues sería de una mezquindad enorme, y un ser humano tan lindo como tú, no merece eso)

    Mucha felicidad y alma perceptiva para lo que viene

    Besos !

    ResponderEliminar
  8. Alvaro, shame on you ... estas muy flojo para escribir! Ya po, quiero seguir viajando con tus narraciones!

    Saludos,
    RM

    ResponderEliminar
  9. Querido Álvaro: Es una enorme alegría leer tus relatos de viaje. Estás nutriéndote para la vida, será otro el Álvaro que volverá. Sin duda a tu regreso tendrás tiempo de contarnos más todavía de cada una de estas visitas. Feliz por tí, te abrazo

    ResponderEliminar
  10. Debes andar por Londres ahora...escribe, queremos feedback!!

    ResponderEliminar
  11. Qué gusto volver a leerte.
    Aunque no sea en "tus desvaríos", al menos es en tus viajes. Un gran abrazo desde luna de acuarela!

    ResponderEliminar