lunes, 19 de octubre de 2009

Bangkok

Nuestro primer destino en nuestro viaje fue Bangkok, capital de Tailandia. Luego de un largo viaje (incluyendo un largo retraso en Kuala Lumpur) pudimos arribar al enorme y moderno aeropuerto de Suvarnabhumi, que se distingue por su moderna arquitectura y por su intenso tráfico que se refleja en decenas de aviones procedentes de todo el mundo. Como era cerca de la medianoche tomamos un taxi para llegar a nuestro hostal, el que resultó una agradable sorpresa. A pesar de estar alejado de Khao San Road, la meca del mochilero y donde se concentran la mayoría de backpackers y hoteles, el Udee Bangkok es un pequeño rincón de tranquilidad en medio de las ajetreadas y siempre bulliciosas calles de la ciudad. Con no más de cuatro meses de funcionamiento y atendido por sus dueños, permite una estadía tranquila, barata y acogedora en sus instalaciones, además de proporcionar abundante y confiable información sobre la ciudad. Lo bueno de su ubicación es que se encuentra bastante cerca del Chatuchak Market, uno de los mercados más grandes del mundo que funciona solo los fines de semana.

Y hacia allá dirigimos nuestros pasos a la mañana siguiente. Con casi 5 mil puestos, es posible encontrar desde de chucherías a artesanía de calidad, desde ropa de segunda mano a poleras con diseño, discos, antigüedades y plantas son ofrecidos en los distintos pasillos. Buenos precios y el omnipresente regateo dan vida a este mercado. Variados puestos de comida Thai permiten una alimentación deliciosa por no más de US$3 (incluyendo cerveza local, llámese Chang o Singha). Por su enormidad y variedad es mejor pensar bien que quiere ver o comprar, o se corre el riesgo de perderse infinitamente por sus largos pasillos. Porque muy interesante será, pero Bangkok ofrece un sinnúmero de atracciones para recorrer y vivir.

Algunas imágenes del Chatuchak Weekend Market

Los 8 millones de habitantes de la ciudad realizan buena parte de su existencia en las calles. Cada cuadra y cada esquina esconden alguna sorpresa, porque si hay algo que me sorprendió de la ciudad es la extraña cohabitación de lo sagrado y mundano. Así, los templos conviven con vendedores ambulantes o prostitutas mientras los monjes recorren la ciudad hablando por celular, todo bajo la omnipresente mirada de Bhumibol Adulyadej, Rama IX, soberano constitucional de Tailandia. Gigantografías del rey o de la familia real adornan las calles y es común encontrarse con la cara del rey en tiendas, kioskos o incluso al interior de los hogares. Bueno, y si metes tus manos al bolsillo también lo verás, ya que la figura del rey aparece en todas las monedas y billetes. El pueblo profesa un verdadero culto a la familia real y la considera semi-divina, lo que provoca que, a pesar de ser Tailandia una monarquía constitucional el rey tenga un poder político y social considerable. Perder el favor del rey puede hacer caer un gobierno, como sucedió algunos años atrás cuando se produjo un golpe de estado y el pueblo lo apoyó dado que tenía la venia del rey. Es tanto el culto que existen tiendas dedicadas exclusivamente a vender imágenes del rey y de la familia real. El origen de esto debe, según yo, a que Tailandia jamás fue colonizado por potencia occidental alguna (aunque sí recibió influencia) en buena medida gracias a las maniobras políticas de los monarcas de la dinastía Chakri. Mientras sus vecinos se transformaban en meras colonias inglesas o francesas, los tailandeses siguieron siendo una nación independiente, cosa que hasta el día de hoy los llena de orgullo.

Imágenes como ésta, el rey saludando a su pueblo, son comúnes en las calles de Tailandia.

Esto es importante a la hora de viajar por tierras tailandesas. Famoso es el caso del turista suizo que en medio de una borrachera se le ocurrió pintarle bigotes a una imagen real. El resultado: 10 años de cárcel (aunque fue perdonado). Criticar a la monarquía tiene una pena máxima de 15 años de cárcel, así que es mejor tratar con respeto las infinitas imágenes del rey y alabarlo cuando se habla con los tailandeses, así se evitan problemas mayores. Y como la imagen del rey aparece en los billetes, es mejor no tenerlos arrugados ni sucios si se quiere evitar miradas de reprobación por parte de los tailandeses. Porque el dinero es tema: cuando se compra se debe pasar el dinero con las dos manos, y sonriendo, de lo contrario puede entenderse como un signo de desprecio. Y por supuesto, saludar y dar gracias en tai siempre será bienvenido y ayuda a tener un buen recibimiento por parte de los siempre sonrientes tailandeses. Sawadee-krab (para los hombres) y sawadee-ka (si quien lo dice es mujer) son los saludos corrientes en el país, así como jhop kum krab y jhop kum ka son las formas de decir gracias (para hombres y mujeres, respectivamente).

Como pueden darse cuenta, las normas de protocolo son un tanto diferentes a las que uno está acostumbrado, y es de suma importancia tratar de aprender algunas de ellas antes de viajar para tener un pasar mejor en el país. Los tailandeses me parecieron gente bastante amable que sonríe permanentemente, aunque como en casi todos los países asiáticos la sonrisa no significa necesariamente que estén felices. La sonrisa es una forma de ocultar las verdaderas emociones que siente la persona, ya que manifestarla puede significar una pérdida de “face”, o sea, la posición que tiene esa persona con respecto a los demás, o la forma cómo los demás te ven en cuanto a respeto y prestigio. La palabra face es de idioma inglés y significa prestigio o apariencia, y es la que comúnmente se utiliza para describir esta forma de encarar las relaciones personales. Perder face es algo que siempre se querrá evitar, y las emociones expresadas libremente pueden acarrear una pérdida del equilibrio en las relaciones interpersonales y la pérdida de prestigio. Esto se traduce a que alguien puede estar enojado contigo pero te seguirá sonriendo, todo para mantener el equilibrio social y evitar la pérdida del mentado face.

Muchas de estas formas de encarar la vida pueden resultar un tanto inexplicables o difíciles de entender para un latinoamericano, por lo que es mejor tener sensibilidad y tenerlas presentes a cada momento. Hay que dejar algunos de nuestros esquemas mentales y abrir la mente, aceptando que ya no estamos actuando bajo parámetros judeo-cristianos sino budistas, donde el significado de la existencia es diferente. Y bueno, también te das cuenta de eso cuando te topas con un calendario y ves que estás en el año 2552 y no en el 2009.

Pero es hora de dejar estos desvaríos interculturales y seguir la marcha. Una de las cosas que caracterizan a Bangkok es que está surcado por el río Chao Phraya y por múltiples canales, transformándose los paseos en bote por la ciudad en uno de los imperdibles que cualquier viajero/turista debe realizar. Y hacia allá encamino mis pasos, a tomar un bote en un canal medio maloliente, pero ese relato mejor lo dejo para la próxima ocasión.

7 comentarios:

  1. Hola Álvaro claro que me han gustado tus fotos !!!
    Es otra forma de sguir tu maravillosa viaje, esa enriquecedora experiencia.
    Acá por tus letras puedo sentir el bullicio de la ciudad, ese lugar tan vivo donde se mezcla lo sagrado y lo mundano.
    Debe ser lindo.
    Lo de las sonrisas me gustó, pero después cuando explicaste que muchas veces era para ocultar las verdaderas emociones me desconcerté.
    Me dio pena, un par de veces, en situaciones muy puntuales lo he hecho, pero que esté incorporado dentro de la cultura de un pueblo, como algo generalizado es realmente difícil de entender.
    Bueno quizás para ellos, si nos conocieran un poco nos encontrarían mil rarezas más.
    Te dejo un abrazo !

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  2. Me quedo con lo que comentas con relación al protocolo de conducta, la sonrisa en el rostro sin significado real, censurando el sentimiento.
    Prefiero la autenticidad en todas partes.
    Sin embrago se dice: “Donde fueres haz lo que vieres”

    - que estés bien y gracias por tu saludo, lo que mencionaba al final de mi texto es una posibilidad no soy ni grande ni chico, ni joven ni viejo, ni chicha ni limona. Es mejor dejar en el misterio.-

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  3. Cuantos millas acumuladas tienes tú... supongo que debes sentir una satisfacción enorme el poder viajar, conocer otras culturas y enriquecerte de todo lo que ves, escuchas y aprendes..

    Bueno, curioso eso de la sonrisa y el ocultar emociones..solo que a ellos siempre se les ve sonriente, en cambio acá, son más por cosas que le pasa a uno.. quizás, por ser una ciudad en la cual van turistas y ellos sienten que deben agradar, vaya a saber uno..

    No te puedo negar que me da una cierta envidia eso de las ferias, artesanias, me encanta pasear antes esas cosas, no sé, es como un mundo nuevo en la cual cada objeto tiene su historia...

    Bueno.. no olvides las fotos.. para quienes te leemos..

    Un abrazo y te cuidas...

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  4. A mi me impacto lo de encontrar un calendario que diga que estamos en el 2552, eso me confirma una vez mas que el tiempo es una medida que hemos inventado los hombres porque en realidad no existe. De todas maneras estemos en la medicion que sea siempre es realmente interesante aprender de otras culturas y que manera has tenido de contar contrastar y aprender con todo este material de primera fuente y en vivo y en directo. Ya se lo quisera el autor del Lonely Planet.

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  5. Caramba, qué interesante lo que cuentas de los tailandeses, lo del retrato real y el suizo (de todas formas me cuesta imaginar a un suizo haciendo eso, que son gente educadísima, es más típico de ingleses y alemanes), o lo de la sonrisa a todas horas.
    Yo creo que un asiático lo tendría que pasar fatal en España, porque aquí la gente es ordinaria a más no poder.
    En fin, al menos aquí sabemos de que humor está cada cual con un simple vistazo.
    Saludos, Álvaro.

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  6. No tienes idea de el idilio que he creado con tus descripciones y el pocotòn de imágenes que me regalan tus posts. Por algo tengo tatuada la palabra "IMAGINE". Es lo que hago al leerte. El mundo me espera. Siento que me espera. Besos.

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  7. Las crónicas de Alvaro en su periplo por el Sudeste Asiático...

    Partiste con el pie derecho con esa selección de hostal. ¿Y qué tan grande es el Chatuchak Market comparando con, por ejemplo, La Vega Central o el Persa Bío-Bío?

    Políticamente, veo que no pasa lo mismo en Tailandia que en Nepal, donde la presión popular sí hizo ceder al Rey en algunos aspectos (quizás el freno que ponen las penas de cárcel lo haga posible).

    Creo que el tema de las sonrisas y saludar en el idioma de origen tiene que ser algo no sólo para Tailandia, sino que para todo país el cual se visita. En todo caso, ocultar las emociones tras una sonrisa es mejor que hacerlo bajo una cara sin expresión.

    Por cierto...¿cuántos días tiene el año allá? ¿Cuál vendría siendo su base para el año cero? Saludos afectuosos, de corazón.

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