domingo, 31 de mayo de 2009

Ciclovía


Me había quedado dormido. Es la mañana del domingo, está nublado y estoy solo dado que mis placemates habían partido temprano a Sea World. Así que tomé mi cámara, me puse el casco y aproveché la fresca mañana para recorrer la ciudad. Como de costumbre son decenas las personas que caminan, trotan, patinan o pedalean por la pathway, familias completas o abuelas pro pedaleando a toda velocidad.


Miré el río y aún conserva el color turbio que adquirió luego de las fuertes lluvias de mayo. Algunas personas estaban sentadas en las orillas tratando de pescar algo, mientras lanchas y embarcaciones de los más diversos tamaños transitaban por el río.


Paso frente a South Bank y veo a cientos de personas en el pasto o preparando barbaques junto a familia y amigos. Botanic Gardens está tranquilo y relajado. Un abuelo les enseña a sus nietos los secretos del cricket mientras un par de jubiladas toman unas copas de vino mirando el río.



Los restoranes de River Side se están empezando a llenar. Paso lento entre la gente que saca y saca fotos o simplemente camina. Claro, es día de market, a la vuelta paso. Sigo pedaleando hasta pasar por debajo del Story Bridge, el enorme puente que une la CBD con Kangoroo Point.


Ahora sale el sol, el cual se refleja con intensidad en las aguas del río. La ciclovía se transforma en una plataforma flotante que serpentea al paso de las embarcaciones. Un puente levadizo deja entrar y salir los botes de los vecinos del sector y lujosas residencias se dejan ver entre los árboles.


New Farm Park está rebosante de gente. Un cumpleaños indio se celebra bajo un gran árbol. Metros más allá, algunos aussies toman cerveza y juegan el frezbee. Otros simplemente leen el diario o toman despreocupados algo de sol. Sigo pedaleando hasta salir del parque, pasar el Powerhouse. Ahora me alejo del río pero solo por un par de kilómetros, regreso al río y llego hasta el final : Tenerife. Ahora solo queda regresar.


En el sector de Tenerife antiguas bodegas y fábricas se han reciclado en departamentos de lujo y restoranes chic sin sacrificar el aspecto industrial de las construcciones. Jardines con flores y yates en la orilla, pequeñas callejuelas y poca gente.





De regreso paso a Eagle Street Pier Market, que se instala cada domingo en la mañana. Ropa, joyas, plantas carnívoras, hot dogs y un extraño humorista que por un momento intentó hacerme parte de su rutina se reúnen a los pies de los edificios que, durante la semana, congregan a ejecutivos y oficinistas.

Ya voy de regreso a Toowong. Recuerdo que no tengo nada cocinado. Me dan ganas de tomar cerveza. Decidido, paso al Toowong Village, el centro comercial y de servicios del suburb ubicado a un par de cuadras de mi edificio. Cada suburb cuenta con un centro comercial donde se encuentran oficinas, restoranes, peluquerías, supermercados, tiendas de ropa, bancos y otros servicios. En el Toowong Village además, hay estación de tren, paraderos de buses y un edificio-estacionamiento. Y además, una public library simplemente maravillosa.


Fin del Viaje.

viernes, 22 de mayo de 2009

West End Market


Uno de mis lugares preferidos de Brisbane se encuentra casi exactamente al frente de donde vivo, pero en la rivera sur del río Brisbane. El barrio de West End es un sector medio hippie-alternativo, con hermosas casas Queenslanders rodeadas de flores. La calle principal está repleta de pequeños cafés y restoranes de comida libanesa, china, india o griega. Las verdulerías ofrecen productos orgánicos y tiendas de ropa "reciclada" ofrecen sus pilchas a módicos precios. Si le sumamos a esta escenografía la presencia de viejos con largas barbas, gente de todas partes del mundo, punkies y la comunidad gay nos dá como resultado un sector vibrante, colorido y lleno de energías.




Pero lo que más me gusta de este barrio es su mercado. Ubicado en uno de los innumerables parques existentes en la ciudad, el mercado abre todos los sábados a las 05:00 am para ofrecer a los vecinos del sector alguno de los productos disponibles. La gama va desde frescas verduras y frutas, salmón de Tasmania, bananas y piñas, hasta ropa, libros, vinilos, CDs de música indie, crepés franceses, café orgánico, productos "fair trade", salchichas alemanas y masajes chinos. Tanta variedad atrae también a una gama de personajes increíble: desde jubilados que se sientan a tomar un café mientras ven a sus nietos jugar en el pasto hasta miembros del Partido Socialista Democrático Australiano repartiendo sus panfletos apoyando la causa palestina ( dato simpático: una vez hablé con uno de ellos y resultó que tenía novia chilena, de Temuco). Músicos amenizan la mañana con sus cánticos, y la gente pasea relajada con sus bolsas de género cargadas de frescos productos.



La variedad tanto de productos como de personas que ocupan la feria como lugar de abastecimiento barato (como yo) o como lugar de encuentro de la comunidad. A pesar de que a veces se hace estrecho el hecho de que siempre esté limpio y ordenado hace que el comprar sea agradable. Para mí, un placer a los sentidos ver tantos colores y texturas, tantas frutas y verduras exóticas e incluso desconocidas para mi (dragon fruit, durian, papas dulces, litches y un largo estcétera). Bueno, con el durian tengo un desafío pendiente que espero saldar en mi viaje al sudéste asiático, si es que me atrevo ( es considerada la fruta más asquerosa del mundo, especialmente por su olor a podrido, aunque varia gente me ha indicado que su sabor es bueno).
Lamentablemente no voy lo seguido que quiero ir, pero si tuviese que elegir un lugar en Brisbane donde vivir fuera de Toowong, que es donde vivo, creo que West End y su mercado serían la primera opción: su multiculturalidad, sus colores y olores, las sonrisas en los rostros y el ambiente de comunidad que se vive hace que sea un lugar vivible y estimulante.

Datos Freak: minuto después de sacar la foto de un caballero seleccionando cebollas , él se me acerca y me dice "que haría un chileno sin cebollas ni ajos". Vinilos originales de Bowie a $ 4000 pesos. Salchichas de ternero. Masajes y acupuntura en la calle, mientras la gente pasa al lado o toma desayuno despreocupada. Cada semana es algo diferente.

viernes, 8 de mayo de 2009

Deporte



Increíble, con boleto en mano tienes pasaje gratis en el tren para ir al estadio. Los vagones se llenan de la fanaticada con poleras rojas y un koala con mala actitud en el pecho. Nos dirijimos al Suncorp Stadium para ver el encuentro de los Brisbane Reds frente a los Canberra Brumbies. Dejándome influenciar por Cristian y Silvia , chilenos que llevan un tiempo por acá y fanáticos del rugby, decidí que el equipo de mis amores serían los Reds, especialmente por el tema del koala antes mencionado. Aprovechando una venta de bodega me compré una polera (roja obviamente) e hicimos ingreso al magnífico estadio.


Símbolo de los Reds

De arquitectura llamativa y ubicado en el suburb de Milton, el estadio se destaca por las comodidades que presenta. Nadie te revisa en la entrada y simplemente pasas tu entrada por un lector de código de barras y estás dentro. En su interior venden cosas impensadas para la realidad chilena: cerveza, whisky, ron, fish and chips, hamburguesas y hot dogs. Los asientos son numerados e individuales, dos grandes pantallas gigantes muestran el detalle del juego, y se ve mucha familia y grupos de amigos, nada de barras bravas ni otros males que aquejan nuestro deporte. A pesar de la humillante derrota sufrida como locales ( y mis ganas de devolver la polera) fue una experiencia fantástica. Y es que acá en Brisbane la gente ama practicar y ver deporte.

Suncorp Stadium, hogar de los Brisbane Reds

Al principio fue sorpresa al ver pasar por la ventana de mi departamento, a partir de las 6:00 am decenas de ciclistas pedaleando solitarios o en grupos. La calle donde vivo es a la vez ciclovía y es ocupado durante todo el día por cientos de ciclistas que hacen deporte, van a la Universidad o simplemente dan un paseo. Mucha gente ocupa las bicicletas como medio de transporte para ir a sus trabajos, donde cuentan con duchas y camarines. Así uno ve como pasan los ciclistas con sus bicis pro y sus tricotas para luego transformarse en oficinistas o ejecutivos. Andar en bici acá es tan válido como andar en auto, por lo que debes respetar las señalizaciones, usar casco, parar en los semáforos ( a una cuadra de mi casa hay un semáforo para bicicletas) y para eso existe todo una red de ciclovías que atraviesan la ciudad en todas direcciones. Tanto es así que una de mis primeras adquisiciones apenas iniciadas las clases fue comprarme la cleta, y todos los días me monto en ella y parto hacia la U, donde las canchas y gimnasios pasan todo el día ocupado con gente jugando rugby, netball, haciendo natación, remo o trotando.


En Brisbane los deportes náuticos también causan sensación y es normal que la gente posea algún velero.

En Botanic Garden las bicis pasan a toda velocidad y la gente se reune a hacer tai-chi o a jugar al freezbee. Y uno ve a mujeres cuarentonas con calugas o tipos enormes repletos de músculos y uno se pregunta si pasan todo el día haciendo ejercicio a que hora trabajarán estos carajos, pero da lo mismo, incluso a un flojo como yo le resulta atractivo salir a recorrer la cycle path que recorre la orilla del río Brisbane.


Y en la televisión dan partidos y campeonatos de los más diversos deportes, especialmente los días sábados lo cual es bastante entretenido especialmente porque muchos de estos deportes son completamente desconocidos para nosotros:

Cricket: vendía siendo como el deporte rey de Australia, el más respetado y querido. Los selecccionados nacionales son verdaderos héroes y venden sus biografías en las librerías. Sus reglas son complicadas, se juegan en series que pueden llegar a durar 8 horas por lo que un partido dura días, o incluso semanas. Una lata.
Rugby: yo pensaba que era el más popular pero no es así. Además, acá se juega rugby union (15 jugadores) o rugby league (13 jugadores). El más popular acá es en league, de donde pertencen los Brisbane Broncos. Los Reds son Union Rugby.
Football: también conocido como "aussie rules" o simplemente "footy" es el deporte que más gente lleva al estadio. Se juega en una enorme cancha ovalada. Imagínense una pichanga de barrio pero que se juega con una pelota ovalada a la cual se le puede pegar con pies y manos. Además puedes empujar y golpear a tus contrincantes. Raro pero fascinante.
Deportes náuticos: populares, especialmente porque en las escuelas públicas les enseñan a nadar a los niños desde muy pequeños. Natación, remo, surf, canotaje......la lista es larga. Los campeonatos naciones de natación son transmitidos por televisión, e incluso he visto que transmiten los campeonatos de pesca.
Netball: deporte raro, jugado solo por mujeres que deben achuntar una pelota a un aro sobre un poste. Solo he visto a la pasada en la U a chicas jugando y muy atractivo no me pareció.
Fútbol: conocido como soccer, solo hace noticia cuando la selección nacional, los "socceroos" juegan. Por ejemplo, hace algunas semanas hubo el clásico "Australia-Kasajastán". Inexistente fuera de ese contexto.


P.D. Prometo subir en algún momento fotos de las ciclovías, es que siempre se me olvida salir con la cámara.

viernes, 1 de mayo de 2009

Bali II


Luego de embarcarnos en Brisbane y de una aburridísima escala en Darwin llegamos de noche a Denpasar, cuyo aeropuerto pareciese estar entremedio del mar. Nos trasladamos en una van a nuestro módico hotel, el cual por la increíble suma de $50.000 pesos chilenos nos alojaría durante una semana en el sector de Kuta Beach. No es recomendable quedarse en Denpasar, no hay buenos alojamientos y la ciudad es bastante caótica en términos de tráfico. Antes nos matamos de la risa sacando $2.000.000 de rupias del cajero ($200 USD) y recorríamos por primera vez las atochadas calles de Kuta, repletas de motos, aussies y japos. Comimos comida local en un pequeño restorán donde, al preguntar por un tipo de pescado, simplemente lo sacaron de la pecera y me lo mostraron vivo (más fresco que eso no puede haber). Luego a dormir, a pesar del fuerte calor y humedad.

Al día siguiente recorrimos las calles de la mejor manera posible: en moto. La inexistencia de señales de tráfico y el caótico transitar de los balineses transforma el simple viaje en una pequeña moto en toda una experiencia: adelantando motos con niños al volante, metiéndose contra el tránsito en pequeños callejones, doblando con luz roja y otras cosas que los balineses acostumbran hacer. Luego, a la playa y clases de surf con profesor particular por 10 mil pesos por dos horas. Agotado y adolorido por las caídas y los pequeños éxitos terminé asumiendo que el surf no es un deporte para mí.

Al día siguiente nos adentramos en Bali. Utilizamos una técnica que nos dió muy buenos resultados: en vez de contratar un tour preguntábamos en las agencias los destinos, las distancias y los tiempos. Luego, se hablaba con un taxista, se acordaba un precio y listo. Así, nos ahorrábamos dinero, el taxista nos llevaba a las picadas y se ganaba su correspondiente comisión. Partimos viajando hacia el Talaga River, donde contratamos el servicio de Dewata Rafting (que buen nombre !) por realizar rafting por dos horas a través de un río que cruzaba selvas y cascadas. Luego, almorzar y raudamente viajar hacia el Bali Elephant Camp para tener una experiencia "elefantástica" montando elefantes asiáticos a través de la selva. El chofer nos recomendó ir a cenar donde "un amigo", el cual resultó ser un espectacular restorán en la plata de Jimboran, cenando langostas y gambas en la playa misma observando un atardecer simplemente maravilloso. Un poco caro para el promedio balinés ($20 USD) pero delicioso y hermoso al unísono.

Cansados, pero no agotados, continuamos nuestra aventura. Nos levantamos muy temprano y partimos a Nusa Dua, una playa paradisíaca donde practiqué, por primera vez, snorkeling y scuba diver. Me dolieron un tanto los oídos, no ví tantos peces de colores como esperé, pero lo pasé fantástico. Luego, nuestro chofer nos llevó a una playa aledaña donde turistas aussies y europeos tomaban sol en topless o se dejaban hacer masajes mientras señoras balinesas ofrecían hermosos sarongs (pareos). Luego del excesivo relax partimos con dirección a Uluwatu a obervar la danza Kecak en un templo que parece suspendido entre los acantilados. Un espectáculo de coro y baile sencillamente hermoso e inolvidable.

Luego de un día de "descanso" (flotar en la piscina todo el día) decidimos hacer un día cultural. Nuevamente temprano en la mañana fuimos a la ciudad de Ubud a presenciar el baile Barong el cual es una especia de representación teatral acompañada de una orquesta gamelán. Luego, a visitar el templo de Batuan y sus hermosas construcciones y estatuas. Más templos en Goa Gajah, conocido como elephant cave y poseedora de una fuente que, según los monjes, purifica el espíritu (como solo me mojé los pies sería algo como "pies sagrados"). Almuerzo en el volcán Kintamani, poseedor de una hermosa vista. Claro, hermosa si no estuviese nublado y con algo de lluvia, así que la vista quedó en mi imaginación. Finalmente, observamos los manantiales mágicos de Tirpa Epul y las ceremonias que los sacerdotes hinduistas realizaban.

Ahora si ya estábamos medios agotados así que tuvimos otro día de playa en Kuta donde me dediqué a sacar fotos más que estar en el agua: fue mi debut y despedida del surf y ya no tenía ganas de seguir intentándolo. Recuperadas las fuerzas y acercándose ya el fin de nuestro viaje fuimos al Bali Zoo, mezcla entre zoológico y parque temático donde la mayor atracción eran los elefantes, un Ganesha gigante y una pareja de tigres blancos.


Vuelve a atardecer, la última cena y al aeropuerto, nos queda un largo camino de regreso a Brisbane, a la rutina de estudios y a la montaña de assigments que no he hecho.