viernes, 16 de abril de 2010

Shanghai - República Popular China




Levitar a 430 km/hr es la forma correcta de llegar a Shanghai.

Así es como llegué a la ciudad, a través del Maglev, el único tren de levitación magnética operativo comercialmente en el mundo. El paisaje pasa rápido, muy rápido por la ventanilla, rápido como camina la gente por el metro de Shanghai en un tumulto continuo e inacabable de gente que hablan mandarín o wu, residentes de siempre o residentes temporales de la ciudad, nativos e imigrados desde el interior del país buscando mejores oportunidades. Parece que en China nunca estás solo, siempre hay una multitud inundando las calles, con motocicletas metiéndose entre medio de los peatones y esquivando los grandes escupitajos y flatulencias que, al parecer, se enorgullecen los hombres de emitir.

El Sport Hotel Shanghai (y su misterioso cuarto piso), el que fue nuestro centro de operaciones y estudios, está ubicado en un barrio rodeado de enormes tiendas de tecnología de varios pisos de alto donde se amontonan diversos artículos, muchos de ellos sospechosamente similares a grandes marcas occidentales. De noche, los edificios se iluminan transformándose en enormes vallas publicitarias que me hacen sentir más dentro de Blade Runner que de la realidad. Un gran edificio esférico se ilumina entregando mensajes a los transeúntes como si más que un edificio fuese una enorme pantalla. La iconografía de la Revolución Cultural sirve ahora para anunciar nuevos modelos de celulares 3G y las nuevas ofertas de los omnipresentes KFC o Pizza Hat. Welcome to the workers' paradise, bro.



Pareciese que una invasión alien hubiese aterrizado en el barrio de Pudong. Rematando los rascacielos aparecen extrañas formas que asemejan platillos voladores, creando una atmósfera vanguardista de la ciudad. ¿Estaré en el futuro ya? me pregunto pero sé que sólo son restaurantes giratorios, parte de la extraña arquitectura moderna de la ciudad, con un gusto hacia las formas curvas. La ciudad hierve en preparativos, se acerca la Expo Mundial cuyo lema es "Better City, Better Life" y la mascota del evento aparece donde sea, ya sea en su formato original o en su formato pirateado. Y me da la sensación de que así como la industrialización china se inició en Shanghai para luego desplazarse al interior, ahora los Chinos están listos para una segunda etapa orientada a los servicios y a la sociedad del conocimiento, creando ciudades donde las personas puedan desarrollarse plenamente integrándose a la sociedad global. ¿Lo lograrán?, parece que están dispuestos a hacerlo, colocando trabajo y capital en remodelar completamente esta enorme ciudad.

Visito el Shanghai Science & Technology Museum, un enorme y modernísimo edificio donde conviven recreaciones de la vida silvestre junto a robots y a imágenes de los taikonautas, héroes del programa espacial chino. Camino hacia Pudong viendo como poco a poco los enormes rascacielos, como la torre Jing Mao (420,5 metros de alto) y el Shanghai World Financial Tower (492 mts), se acercan mientras recorro las amplias avenidas hermosamente ornamentadas, el ajetreo comercial en las enormes tiendas y como un bocadillo en un "food garden" de cuatro pisos de alto.


Calles de Shanghai.


Museo de Ciencia y Tecnología, Shanghai.

Pero esto no es China, me dice un amable habitante de este país, mientros observo la ciudad a 35o metros de alto, arriba de la Oriental Pearl Tower. Él pasea junto a su hija quien se sorprende de tener delante suyo a extranjeros de un país tan lejano y exótico como Chile. Esto no es China, nos dice, y nos recomienda viajar a su ciudad, Hangzhou, donde se puede conocer mejor el país, donde no todo es tan moderno ni pulcro ni exhuberante, porque al parecer en Shanghai todos viven bien y todo funciona a la perfección. Le agradecemos su gentileza mientras la noche cae y los enormes rascacielos se iluminan para dar paso a la publicidad, transformándose en pantallas de televisión gigantescas. Y frente a esto los viejos edificios del Bund se iluminan mostrándome la herencia inglesa que dejó fuerte huella en la ciudad y que tan bien está reflejado en el libro "Empire of the Sun" de J.G. Ballard, el cual estoy en la actualidad trabajósamente leyendo en inglés.

El Bund, de noche, mostrando la influencia inglesa en la ciudad.

Pudong


Torre Jing Mao y SWFT, vista desde el Oriental Pearl.

Y los días pasan en clases y presentaciones, trabajos y salidas a terreno. En una de esas salidas nos aventuramos a almorzar en un restorán donde no hubiese nada en inglés. A pesar de lo difícil que fue la comunicación con la pobre chica que nos atendió, nos dimos un festín de comida deliciosa majestuosamente regada con Tsingtao (y milagrosamente evitamos comer sopa de tortuga o sangre coagulada de pato, parte de la cocina local), la buena cerveza local, demostrando que cuando hay ganas y hambre el idioma no importa.

Almorzando verdadera comida china, con retrato de Mao incluido.


Pudong de noche, vista desde el Bund.


Paseo peatonal Nanjing, en el centro de la ciudad. Abajo, ¿les recuerda alguna marca en especial?




Sector Antiguo, Shanghai.

Y como si nuestro amigo chino de la Oriental Pearl hubiese sido adivino, todo el grupo sale en un viaje hacia la ciudad de Hangzhou, en la provincia de Zhejiang. Una ciudad de "sólo" 7 millones de habitantes, pequeña si la comparamos con los 20 millones que viven en la zona metropolitana de Shanghai (y nada con con los 31 millones que viven en la ciudad de Chongqing, al interior del país). Ahí pude, al fin, conocer por dentro una empresa china, en este caso Joyoung, dedicada a vender insumos para fabricar leche de soya. Luego de una "deliciosa" degustación pude ver los enormes galpones donde, en enormes líneas de producción de los termos y maquinas para la fabricación casera de este brebaje. Nuestra pobre guía estaba completamente desesperada de nuestra indisciplina latina, que nos saliéramos de las zonas donde estrictamente debíamos andar y que hablásemos todos al mismo tiempo. Veo, un poco escondidos, edificaciones donde los empleados viven, ahí mismo, al lado de sus lugares de trabajo. Muchos de ellos pareciesen que apenas rozaran la mayoría de edad (aunque honestamente esto puede ser un tanto confuso dado la delgadez y fineza de los rasgos de muchos chinos). Y dentro de los productos descubro algo que acá en Chile sería, según yo, un éxito: ¡¡ una olla de greda eléctrica!!

Con nuestra anfitriona en la empresa de electrodomésticos, Hangzhou.

Un enorme templo con grandes estatuas y cientos de personas orando en medio de una atmósfera inundada de incienso fue una ventanita a la espiritualidad que ninguna Revolución Cultural pudo destruir. Nuestra siguiente escala fue una hermosa plantación de té, degustación incluida. Claro, la idea era que compráramos algo, pero los precios para "turistas occidentales" me parecieron excesivos, por los que opté por comprar algo bastante más barato en algún mercadillo. El tema del té es cosa seria acá, existiendo decenas de variedades y formas de preparación, e incluso, los precios difieren de la zona geográfica en particular y si las hojas fueron cosechadas en la mañana o en la tarde. Pero para un lego como yo que apenas puede distinguir un té negro fermentado de un té verde, de un oolong o de un té rojo, todo eso me pareció de lo más interesante.




Templo y campos de té, Hangzhou.

Y en una ciudad tan vibrante y cosmopolita no podía faltar la fiesta. Luego de la más extraña cena de despedida en la que he estado (estoy seguro que comí medusa deshidratada, brownies de sangre de algún animal, y cosas raras como un pescado seco, duro y muy dulce acompañado de algo parecido a ciruelas, pero agrias) , terminamos bebiendo a destajo y bailando en una muy top disco repleta de hermosas y sofisticadas chicas chinas que terminaron haciendo un "trencito" con nosotros.

Nuestra rara cena de despedida. De la fiesta no estoy autorizado para colocar fotos.

Y al otro día, casi perdiendo el avión, con mi equipaje desordenado en una mano y una bebida isotónica en la otra, parto somnoliento y no recordando mucho de lo sucedido la noche anterior rumbo a Beijing, capital de la República Popular China.

9 comentarios:

  1. Me alegro mucho que a pasado muy bien China.
    Alvaro, China tiene mas fabricante de indutrias.
    La obra es varata, y es mala.

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  2. Este pasaje si que me gusto, me gusto tu paso por la modernidad, esos paisajes con edificios super modernos se ven totalmente futuristas. Me muero con la comida, pero se ve que es un lugar para quedar empapadisimo de cultura, historia y de proyectos. Quiero ir a China, siempre y cuando no tenga que degustar leche de soya ni brownie de sangre : )

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  3. Me ha encantado este viaje por Shangai. Me da que volveré por acá a darme una vueltica...

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  4. Maravilloso reportaje. La verdad es que dan un poco de miedo esas ciudades con tantos millones de habitantes, todos escupiendo, y esas especialidades gastronómicas, pero estoy seguro que dentro de poco todo eso va a ser la capital del mundo

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  5. Querido Alvaro, Qué delicioso y detallado relato de una ciudad por la que probablemente nunca pasaré, gracias por permitirme viajar contigo. Acerca de los hielos patagónicos: sin duda, ellos te estarán esperando y no te desilusionarán . Besotes

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  6. Impresionantes imágenes estimado tocayo Álvaro.

    Abrazos desde México.

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  7. Sorprendente...y siempre bien acompañado Alvaro.
    Saludos

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  8. Ups, pense que Shangai sería algo mas asi como se muestra en las peliculas... no algo tan tecnológico xD

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  9. Lo primero, ¿por qué tan misterioso el 4to Piso del Sport Hotel Shanghai? Y lo del luminoso edificio esférico da el aire a Blade Runner.

    Al menos allá abundan los restaurantes giratorios...acá en Santiago sólo tenemos uno, por lo que tengo entendido. Ojalá que logren brindar servicios a personas de calidad y proyectables, lo más importante, a sus propios ciudadanos (pero para ello, la anuencia de los gobernantes debe de estar).

    Del té, nada que decir...entiendo que hay diferentes cultivos y todo eso, pero diferenciarlos en el sabor o presentación es imposible. Y del "trencito" con las chinas...ahí sí que no se quejaban de la indisciplina latina.

    Así que casi perdiste el avión...¿despertaste en compañía de alguna chica o esa parte del viaje tampoco se puede documentar? Saludos afectuosos, de corazón.

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