viernes, 7 de mayo de 2010

Beijing - 2

Caminar a medianoche, solo, completamente perdido y sin poder comunicarte con nadie es una experiencia no del todo agradable, menos si luego tienes que caminar arrastrando a duras penas tus pertenencias en medio de soldados armados de fría mirada. Pero para llegar a ese momento aún falta un par de aventuras.

Uno de los imperdibles de la ciudad es el llamado Palacio de Verano, también conocido como "Jardín de la Salud y la Armonía". Si yo supuse que la Ciudad Prohibida era enorme, me enfrento de golpe que en este país el adjetivo "enorme" tiene escalas diferentes a las por mi manejadas. Son 300 hectáreas de jardines y palacios alrededor del lago Kunming coronados con la denominada "Colina de la Longevidad Milenaria". Nuevamente los extraños nombres aparecen retratados en el mapa que compré a la entrada, donde aparecen bellamente dibujados los lugares más importantes (aunque me hubiese encantado que el mapa fuera a escala, me hubiera ayudado bastante en mi labor de "líder" que me autodesigné): la Torre de la Fragancia de Buda, el Salón de la Benevolencia y la Longevidad, el Jardín de la Virtud y la Armonía, Afinidad Natural de Agua y Árboles, el Gran Corredor, la Pagoda de Azulejos de Muchos Tesores, y un larguísimo etcétera. Tratar de abarcar todo en un día es prácticamente imposible ya que son demasiadas las edificaciones, templos, obras artísticas y jardines, incluyendo cosas tan insólitas como el "Barco de Mármol", mandado a construir por la Emperatriz Cinxi, según la leyenda, con el dinero destinado a renovar la marina de guerra, aunque en los últimos años autores como Anchee Min han reivindicando la figura de esta polémica Emperatriz.


Palacio de Verano: Barco de Mármol, Torre de la Fragancia de Buda y jardines.

Un día brillante y soleado nos recibe al momento de viajar hacia el norte de la ciudad. Poco a poco las planicies dan lugar a escarpados montes cubiertos de vegetación donde aparecen por aquí y por allá algunas construcciones de piedra. Nos acercamos a la Gran Muralla China, enorme complejo de estructuras defensivas cuya construcción se inició en el siglo VIII A.C. Aunque, para ser franco, la primera impresión no fue de las mejores. Resulta que, al llegar, se me ocurrió entrar a un baño dado el llamado de la naturaleza correspondiente luego de más de una hora de viaje. Si alguno de los lectores tiene planificado ir alguna vez, por favor evite los baños del lugar ya que definitivamente no son una buena experiencia. En realidad fue una experiencia........asquerosa, la cual por el respeto a Uds y sus estómagos no relataré. Bueno, superado este "trauma" uno se enfrenta a las infaltables tiendas de souvenirs y luego a un foso donde descansan plácidamente un grupo de osos, los que hubiesen sido lindos si no apestaran a mierda, sino caminaran en su mierda y los empleados hubieran limpiado los tambores metálicos repletos de.....adivinen: mierda. Pagada la entrada te hacen subir hacia la muralla en unos colorinches y fuera de lugar carritos metálicos....¿Porqué habrán colocado algo similar a un parque de diversiones en decadencia cerca de este portento? Ni idea, pero todo esto lo olvido una vez inmerso en la muralla y su fluir constante de turistas, casi todos locales. Imponente, se extiende al parecer hasta el infinito remontando grandes pendientes y cortando en dos añosos bosques que, debido a la estación, cambiaban su follaje a hermosos colores amarillos y naranjas. Hace calor pero camino y camino hasta llegar a lugares con menos turistas y poder respirar y contemplar tamaña maravilla. Algunos locales se sacan fotos conmigo (¿exótico yo?) y luego regreso feliz y satisfecho a nuestro bus, sediento y transpirado, pero feliz.


Gran Muralla China.

Atardece en Beijing. El tráfico es un asco con atochamientos kilométricos. Camino observando el Cubo de Agua y, más allá, el Nido de Pájaros, las edificaciones símbolo de las últimas Olimpíadas. Camino relajado sacando fotos y la multitud de turistas locales que lo copan todo me sonríen e incluso insisten en sacarme fotografías (¿que diablos me verán?). Oscurece y es hora de volver al hotel y cenar en el pequeño restorán de al lado con sus monumentales platos. Y a pesar de todo el control existente y la efervescencia nacional existente la realidad se escabulle entre las rendijas. Es cosa de equivocarse de escalera y de puerta en el hotel para descubrir que sus empleados viven también ahí, en pequeños cubículos en el subterráneo, hediondo a orines y hacinados.
Parque Olímpico: Cubo de Agua, Nido de Pájaro y yo de atracción turística.

Una imagen tan diferente a la que pude ver al día siguiente, una mañana nublada pero luminosa al poder contemplar el Templo del Cielo, ubicado en el parque Tiantan Gongyan. En los jardines grupos de personas bailan o realizan ejercicios. Un par de ancianas hacen malabares con una pluma, muy similar al juego del Cao Dao que aprendí en Ho Chi Minh City. El lugar está conformado por una serie de templos como el Salón de Oración por la Buena Cosecha, el Altar Circular y la Bóveda Imperial del Cielo. Todo el lugar está diseñado para ser un retrato del cielo en la tierra. Sorprendente es un edificio circular en los cuales, mediante efectos del eco, lo dicho en un extremo es escuchado en el otro, cosa confirmada por quien escribe. Los jardines son hermosos y se respira un aire relajado, ayudado porque no hay tanta gente y que ésta ha sido mayormente muy amable con nosotros, visitantes llegados desde el fin del mundo.



Templo del Cielo.

Y bueno, se preguntarán Uds, como fue que llegué a estar completamente perdido, a medianoche, por las calles de la ciudad. El Study Tour daba fin y con algunos amigos decidimos quedarnos un par de días más con objeto de ser testigos de las celebraciones de los 60 años de la RPC. Error garrafal. Reservamos en otro hotel cerca de la plaza Tiananmen. Ningún taxista me quiere llevar ya que no hablan ni una palabra de inglés. Les muestro la dirección escrito en chino y solo hace muecas y gestos. Un chino trata de ayudarme y le dice al taxista donde voy. Al parecer, en vez de decir algo como "senchong" dice "sengchoung" y termina el taxi agarrando una autopista aceleradamente, no tengo como decirle que está equivocado y termino en un barrio ignoto a mi suerte. Menos mal que no era mal barrio, y logro comunicarme luego de caminar sin rumbo con un guardia quien, con sus 5 palabras en inglés que conocía, pudo orientarme y escribirme en chino "Tiananmen". Nuevamente en taxi llego al sector y camino, sudoroso y un tanto temeroso, entremedio de tropas fuertemente armadas que me miraban con una mezcla de extrañeza y agresividad. Luego de caminar unos 500 metros llego al hotel y respiro profundo, ingreso y de la nada sale una china con un sobre. Lo recibo y ella desaparece. Me quedo solo en la oscuridad mirando perplejo el sobre con mi nombre, como si fuese parte de un capítulo de la Dimensión Desconocida. "Álvaro, tenemos problemas. Regresa al hotel". Otro taxi más y regreso al hotel completamente agotado y desconcertado: son más de las 2 am y no tengo donde dormir. Resulta que la presencia de extranjeros cerca del área de celebraciones estaba prohibida. Es más, habían evacuado todos los edificios importantes alrededor y ocupados por fuerzas militares. Conseguimos un apart hotel en uno de los anillos exteriores y ahí tuvimos que quedarnos, prácticamente encerrados debido al virtual toque de queda existente en la ciudad.

Sin embargo, igual pudimos un día arrancarnos al mercado de la comida en el centro, donde venden curiosidades como caballitos de mar, estrellas de mar y alacranes fritos. Y luego, un día de descanso, lavar ropa y ver por la ventana los aviones de combate surcar los cielos, la pirotecnia rugir mientras por la televisión se muestra el desfile más apoteósico jamás visto. Y así me despido de la milenaria China con sus grandezas y contradicciones, un gigante que quiere recuperar el situal que, según ellos, jamás debieron perder: ser la gran potencia mundial. No por nada el nombre del país es Chongquo, el "Reino del Centro". Y me subo nuevamente a un avión para mi próxima parada: Tokio, Japón.


Mercado de Comida. Abajo: viendo la pirotecnia por los 60 años de la República Popular China.

7 comentarios:

  1. Esa hora es peligroso y tiene cuidarte mucho.
    muy grave que tarxita que no habla ingles, bueno so cosa de tada quien que no quiso apreder ingles.

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  2. La Muralla China (que en rigor, como bien sabes, es un conjunto de muros algo inconexos en diferentes etapas) otrora era un símbolo del poderío chino; ahora, conocido su deterioro, no es más que una señal de decadencia.

    Punto aparte...la foto por el sendero en medio de los árboles con guirnaldas es notable.

    Y acerca de tu experiencia post-Study Tour...sin ánimo de reproche, pero a lo mejor creíste que te las sabías por libro después de lo vivido (faltó la lección de la pronunciación con los taxistas).

    Las estrellas de mar fritas recuerdo haberlas visto en un episodio de The Amazing Race...no quiero imaginar a cómo saben. ¿Se viene el reporte de Tokio? Esperemos que sí...saludos afectuosos, de corazón.

    P.D.: En Marzo llegaste a los 100 comentarios en mi Blog; te hice un homenaje en Abril pero no pasaste. ¿Modestia al respecto?

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  3. Me ha gustado mucho y hace reflexionar esa frase que la medida de lo grande y las proporciones son diferentes en China y en Occidente. También eso otro de que la presencia de extranjeros estuviera prohibida en varios centenares de metros a la redonda de las celebraciones

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  4. leí solo el el principio mas de detuve en tus fotografías... solo puedo decir que son un excelente recuerdo...
    te agregare en flickr...
    un abrazote!!

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  5. leí solo el el principio mas "Me" detuve en tus fotografías... solo puedo decir que son un excelente recuerdo...
    te agregare en flickr...
    un abrazote!!
    con correcion!! uff
    saludos nuevamente.

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  6. Primero que nada dejame agarrarte pal fideo viendo que sucumbiste al capitalismo y te compraste un par de comodos crocs jajaja, top, top. Luego pasemos a la entrada, lejos el barco de marmol me impresiono muchisimo, jamas habia oido de el, es una estupidez su historia pero pucha, la "doña" emperatriz se daba sus gustos pue, y que?? jiji, lo mas triste y candido, los fierritos de estrella de mar, casi casi hice puchero cuando las vi. Maravillosas peripecias Alvaro, te faltarían días de vida para contarle a tus nietos tantas historias.

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  7. Te acompañé peridido en esos barrios desconocidos, pero me reusltó más escalofriante la parte del taxi en la autopista a toda velocidad.

    La sensación de la vida enrarecida en segundoos, los lugares extraños, la prohibición para extranjeros de estar ahí esos días ... y en contraste todos esos parque hermosos, esos lugares de nombres sagrados que llaman a la armonía.

    Rayando en lo bizarro esta parte de tu viaje, pero no por eso menos hermosos.

    Te felicito por esta gran vivencia, y te envidio (claro que con mucho cariño)

    Abrazo !

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