viernes, 10 de julio de 2009

Phuket & Phi Phi: The Peep Show







Atrás quedaba Singapur y desde la ventana del avión una isla de extraña forma se divisaba desde lo alto: era Phi Phi Don, la mayor y más conocida de las islas Phi Phi. Pero antes de ir hacia allá había que llegar hasta Phuket, otra isla ubicada en el sur de Tailandia y reconocida mundialmente como un paraíso turístico.



Cuando uno nombra estos dos lugares inmediatamente se le vienen a la cabeza solitarias playas paradisíacas rodeadas de selvas y con extrañas formaciones rocosas, todo virgen y único, exótico como película de James Bond. Algo hay de eso, pero el mito de desmorona rápido al ver a las hordas de turistas que, con una u otra motivación, caminan, compran, beben o fornican en este lugar. Sí, las playas son maravillosas, como la de Kata, existe una isla llamada “James Bond”, pero la imagen de postal de una playa increíble solo para ti se desvanece rápidamente al ver el enorme hotel Hilton, los McDonalds y Starbucks en las esquinas, los SevenEleven medio ocultos entre montañas de ropa excelentemente falsificada. Centenares de "tuk tuks" tocan sus bocinas mientras restoranes, cocinerías y carritos motorizados hacen surgir olores indescriptibles y sabrosos. Los vendedores indios de trajes insisten e insisten en su cruzada de cazar algún cliente en las estrechas calles y mercados de Patong, lugar donde estábamos y donde se concentra la actividad turística de la isla.



Caso aparte es la calle principal de Patong, la cual la cierran para tránsito peatonal y así las prostitutas y travestis puedan hacer su trabajo tranquilo. Muchos de los bares son atendidos por hermosas jóvenes tai y por "ladiesboys" en diminutas minifaldas bailando arriba de los caños e invitando a los turistas a compartir un rato con ellas. Nunca había visto tal cantidad de prostitutas como en esa cuadra y media, caminando solitarias o de la mano de algún gringo sesentón o algún aussie de aspecto surfista. Tailandia es un país bastante tolerante con la prostitución y nadie hace escándalo por eso. Las jóvenes Tai son bastante hermosas, con una femeneidad exótica y misteriosa que llama la atención. No, no piensen que yo también andaba de la manito por las calles de Patong, estaba con mis amigos y amigas recorriendo y observando todo esto mientras nos ofrecían shows eróticos en las calles y discutíamos donde comeríamos algo de la maravillosa comida Tai.



Tomamos temprano un barco hacia Phi Phi donde conversamos con un indio casado con egipcia que trabajan en Kuwait. En Monkey Beach hicimos snorkeling observando una gran variedad de peces y corales. Al llegar a la arena comprende uno el nombre del lugar, con varios monos robándoles las cosas a los turistas o comiéndose su basura. Seguimos el camino hasta llegar al paradisíaco y caluroso Phi Phi Don, lugar donde nos quedamos una noche para conocerlo mejor. Un pequeño pueblo de estrechas callejuelas se levantó luego de que el tsunami de hace algunos años arrasara con casas y vidas. Pequeños bares y restoranes, tiendas de artesanías y bicicletas tocando sus bocinas para no atropellar a nadie animan la vida del lugar.



Y la playa. Sí, la misma, la mítica playa de la película. Hermosa, tranquila como una piscina, con agua casi caliente y de un color turquesa exquisito. Una portada natural rocosa da hacia el océano, dando la sensación de estar protegido del exterior, de un submundo donde todo es tomar sol, bucear y ver peces de colores. Hace calor, mucho calor y la temperatura del mar no ayuda. Pero el lugar es tan paradisíaco, tan azul el cielo y tan tranquilo todo que uno se olvida de esos pormenores y se preocupa más de disfrutar el paisaje y ver a las hermosas jóvenes aussies o europeas que toman sol en pequeños bikinis. Y mejor aún es la playa en la mañana, sin turistas que enturbien el agua ni tapen la vista. Es la oportunidad de arrendar un kayak y remar hasta una pequeña playa medio escondida en medio de las rocas y el bosque donde solo se accede por mar. Y llegamos y sonreímos a pesar de la basura existente y de la radiación solar que nos golpea con firmeza. Sonreímos de estar en un lugar donde sólo soñamos con ver alguna vez y que nos parecía lejana y exótica, pero ahí estamos, chapoteando en el agua y sacándonos fotos, porque ahí en medio de la nada y de todo se nos olvida el mundo exterior y solo nos preocupa flotar, flotar en el mar turquesa.




5 comentarios:

  1. Que buenas fotos me encanta como describes todo, cierro mis ojos e imagino que estoy ahí y que puedo ver todo eso.
    Salu2 Sr. Viajero.

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  2. Esta bonito tu fotos de la playas, hay que tener cuidado con las protitutas, porque son fermedades, y las protutas cotra de masiado caro.

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  3. Que buena, viajé con tu narrativa. Me encanta todo lo que me cuentas aunque siempre Patong lo asocio con hordas de prostitutas y marines gringos ahogandose en cerveza y agarrando con todo, pero puede ser mucha tele,nunca he estado ahi. La foto de la playa? osea, vale la pena todo o no?

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  4. Que belleza!!! me encantó. Sin duda este viaje es algo maravilloso. Que lindas las playas. Me hiciste acordar cuando una vez fui a Antofagasta y estaba con mi amiga metida en el agua tibia, y en ese momento me acordaba de mis compañeras que estarían trabajando mientras nosotras en el agüita. No sé porqué el agua me trae tantas imágenes.

    ¿Qué era lo que está colgado en el carrito de comidas?

    ¿Fotografiaste a los monitos?

    Me gustó el paseo. Espero tu siguiente post.

    Besos.

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  5. Dio tiempo para encontrar la playa donde DiCaprio protagonizó la película aquélla, ¿no? Y cuando se vende una imagen turística con éxito (sobre todo enfatizando el asunto de la naturaleza), muchos buscan poner su huella allí creyendo que nada va a cambiar.

    No entendí bien...¿por la calle principal de Patong sólo pueden circular vehículos? ¿Es una especie de Barrio Rojo? Te creo que no estabas interesado en las jóvenes tai...pero al menos, ¿averiguaste algo de las tarifas?

    Hindú, casado con egipcia, trabajan en Kuwait...viva la globalización. ¿Y qué se hace cuando un mono te roba la comida? Saludos afectuosos, de corazón.

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