sábado, 21 de noviembre de 2009

Phom Penh


Atrás quedaba Angkor y en un vetusto bus nos dirijíamos al sur para llegar a Phom Penh, capital de Cambodia. Un viaje somnoliento por el cansancio y el calor, aderezado con los constantes bocinazos de nuestro chofer para apartar del camino a personas, bicicletas, carretas, animales y otros vehículos. Cruzábamos enormes campos de arroz salpicados con chozas construidas sobre pilotes que aparecían por aquí y por acá, interrumpidas por canchas de volley y carteles proselitistas de apoyo al actual (y corrupto) gobierno. Finalmente, agotados, llegamos a nuestro destino. La ciudad es un caos repleto de motos y tuk-tuks que circulan por cualquier lado (muchas veces contra el tránsito, como pude comprobarlo más tarde), construcciones de todo tipo y muchas veces a medio construir. Peatones andrajosos se mezclan con Lexus del año sin apenas mirarse mientras aparecen más y más motos tocando sus bocinas, como es habitual por estas latitudes, para avisar su paso por alguna esquina o luz roja.

La suerte nos volvió a llamar. Apenas decendidos de nuestro bus se nos acerca un chofer de tuk-tuk para llevarnos a nuestro guesthouse. Se presenta como"Peter", habla un inglés fluido y está siempre sonriente. Me cuenta que es chofer de día y estudiante de turismo e inglés de noche. "Sé que mi país es conocido solo por cosas malas, quiero que Uds conozcan la parte buena de mi país porque es la única forma de superar la pobreza" me dice, y estoy al borde de las lágrimas, más que por sus valiosas palabras sino debido al aspecto de nuestro guestohuse. A pesar de estar ubicado en el barrio de las embajadas, el Sunday era simplemente deprimente. Bueno, habrá que soportarlo por algunos días pienso, mientras nos dirijimos a la embajada de Vietnam para sacar, en un cortísimo trámite, nuestras visas a Vietnam.

Peter, nuestro amable y honesto chofer.

Y empieza nuestra visita a la ciudad. Primero visitamos el Palacio Real (hace poco se reinstauró la monarquía constitucional) y la llamada Silver Pagoda. Ésta última es famosa por tener el piso construido en plata y tener en su interior un Buda de oro puro de 90 kgs y con más de 2.000 diamantes. Continuamos recorriendo hasta que el hambre pudo más y descubrimos cerca un pequeño y muy buen restaurante llamado Khmer Saravan, donde entre las paredes cubiertas de saludos encontramos una en español con una bandera tricolor y estrella solitaria dibujada. Con el estómago lleno fuimos a un night market en el sector "bonito" de la ciudad, un mercado tranquilo donde, a pesar de ser casi los únicos occidentales, nadie se extrañó de nuestra presencia. Lo mejor del mercado además de sus precios era la cantidad de puestos de comida existentes, los cuales formaban un semicírculo donde al medio se extendían variadas alfombras donde los parroquianos se sentaban a comer, beber, socializar y enamorarse. Lejos debe ser el mejor "food market" que he visto en mi vida. Luego de comprar un extraño charqui de búfalo, dulce y picante a la vez, fuimos al sector de bares internacionales a beber algunas cervezas mientras trataba de borrar mentalmente la larga fila de niños y discapacitados pidiendo limosnas.


Durante ese día me llevé una buena impresión de la gente: amables, sencillos, honestos y siempre sonrientes, a pesar de la pobreza reinante. Y ya en mi cuarto de hotel pensaba como fue posible de que gente tan humilde y amable hubiese surgido aquella abominación llamada Khmer Rouge.

El 17 de abril de 1975, la guerrilla maoísta del Khmer Rouge hace ingreso en Phom Penh, poniendo fin a la guerra civil y tomando el control del país. Inmediatamente, Pol Pot y los demás líderes guerrilleros ponen en marcha su plan de convertir a Cambodia en una utopía maoísta: declaran que desde ese momento es el Año Cero, el inicio de una nueva sociedad estrictamente agraria y campesina, por lo que todo lo que representa el pasado debe ser destruido. Intelectuales, artistas, monjes y diplomáticos son ejecutados sumariamente. Paradojalmente, para alcanzar su utopía de una sociedad de iguales el Khmer Rouge divide a la población en dos grupos: los llamados "old people" y los "new people". Los primeros son los dóciles e ignorantes campesinos que habían sido "liberados" antes de la caída de la capital. Según el nuevo orden, ellos son personas puras, aptas para convertirse en ciudadanos revolucionarios. Los segundos fueron los habitantes de las ciudades, impuros, sosepechosos de ser enemigos, desprovistos de todos sus derechos y considerados de segunda clase. También eran llamados "gente del 17 de abril".

Las ciudades fueron desalojadas a la fuerza para relocalizar a la población en centros de trabajo. Hombres, mujeres, niños y ancianos fueron obligados a realizar una larga marcha hacia estos centros. Los enfermos eran dejados a su suerte en los hospitales, las mujeres daban a luz en los caminos, los niños fallecían en las orillas de los caminos. Dos millones de personas fueron movilizadas, alejadas de sus hogares mientras las familias eran deliberadamente separadas ya que este concepto debía desaparecer para la construcción de una nueva sociedad. Padres, madres e hijos eran enviados a campos de trabajos ubicados en posiciones geográficamente opuestas para separarlas de por vida. Toda la vida se hizo comunitaria, se prohibió todo tipo de cantos o arte anterior a la toma de poder. El matrimonio se transformó en un rito meramente legal cuyo fin era el procrear nuevos revolucionarios.

Pronto empezó la persecución hacia el "enemigo interno". Se establecieron los llamados "killing fields", como el que pude conocer a las afueras de Phom Penh. Al entrar, una stupa conmemorativa que guarda los cráneos de 8 mil personas te da la bienvenida, dejándome shockeado. Un carte invita a rezar por los muertos y a meditar por unos minutos. Una muestra fotográfica y un corto video me dejan con un nudo en la garganta: el nivel de crueldad alcanzada no tuvo límites. Los líderes del Khmer Rouge, a pesar de todos contar con estudios universitarios en el extranjero, hicieron matar a todas las personas que tuviesen un nivel cultural superior, como profesionales y monjes. Parte de su paranoide política fue la de eliminar no sólo al supuesto "enemigo", sino que a toda su familia para evitar retaliaciones futuras.
Stupa (monumento budista) con 8 mil cráneos de víctimas. Killing Field.

Los prisioneros que llegaban a los campos de exterminios, luego de haber sobrevivido a la tortura, eran ejecutados a palos o con instrumentos de labranza transformados en armas, lanzados a fosas comunes y degollados. No había diferencias: se han encontrado restos de mujeres embarazadas y niños pequeños. Los bebés eran azotados contra el tronco de un árbol hasta la muerte. Miles de restos han sido encontrados por todo el país.

Antes de ser enviados a estos campos de la muerte, los prisioneros de la capital pasaban al centro conocido como "S-21" (actual Museo del Genocidio"), un antiguo colegio transformado en centro de detención y tortura, donde las salas de clases fueron transformadas en lugares de interrogación, separadas por tabiques donde en diminutas celdas los prisioneros esperaban su fatal destino. Ellos eran mantenidos encadenados al piso, y muchas veces encadenados entre ellos para evitar cualquier movimiento. Un cartel muestra la feroz reglamentación del centro, donde los prisioneros estaban a la completa merced de sus verdugos, sin ningún tipo de derechos, dando lo mismo si eras mujer o un simple niño. Fotos de los prisioneros con sus rostros emanando terror son exhibidas: bajo el régimen de Pol Pot cualquiera podía ser enemigo. Pasé minutos observando una enorme foto sacada de los archivos del centro donde una mujer, con su rostro aterrorizado, sostiene entre sus brazos a su pequeño bebé. Una lágrima cae por su mejilla. No dejo de pensar que para las mismas fechas compatriotas míos sufrieron vejámenes parecidos en mi país, y de la importancia de no olvidar para que esto no se vuelva a repetir.

Cualquiera podía ser catalogado de enemigo del estado. La imagen de la mujer y su bebé me conmovió completamente.

En otras salas se muestra la historia del Khmer Rouge, testimonios de los sobrevivientes y de una delegación sueca que, de visita en los 70s, encontraron (o quisieron encontrar, o los hicieron encontrar, osea, tontos útiles) todo perfecto y en orden. Herramientas de tortura y cuadros pintados por alguno de los 7 sobrevivientes ( de los 20.000 que pasaron por sus celdas) del centro mostrando el horror vivido me dejan profundamente conmovido.

Los Khmeres iniciaron una serie de obras para aumentar la producción de arroz en los convertidos campos comunitarios de trabajo. El sistema fracasó y el hambre se extendió por todo el país, sumado a la inexistencia de transporte público, hospitales y profesionales de la salud significó el hambre para miles. Pronto el "enemigo" fue interno y se iniciaron purgas, donde incluso cercanos a Pol Pot fueron ejecutados. Siempre en busca de enemigos, las próximas víctimas fueron vietnamitas o cualquiera que tuviese alguna relación con ellos, incluso saber el idioma vietnamita fue motivo para ser ejecutado. Una incursión militar a territorio de Vietnam donde se masacró a una aldea de campesino significó la invasión de éste en 1979 y el derrocamiento del régimen, que pasó a ser una guerrilla nuevamente.

El ejército vietnamita encontró un país desolado y una población completamente traumatizada. Se estima que unas dos millones de personas murieron durante los 4 años de terror, un 30% de la población, entre ejecuciones, desplazamientos forzados, hambre y enfermedades. Increíblemente, el nuevo régimen impuesto por los vietnamitas no fue reconocido por la comunidad internacional, quien también hizo oídos sordos a las historias de sufrimiento y a la sed de justicia de los sobrevivientes. Y la justicia tardó en llegar, lamentablemente no para Pol Pot y otros genocidas, quienes murieron antes de ser enjuiciados por un tribunal internacional.

Así dejo Phom Penh una calurosa tarde y, nuevamente en bus, tomamos dirección sur hacia un lugar del cual no teníamos casi nada de información: Sikhanouville.

5 comentarios:

  1. Hola Álvaro

    Me perdí varios días pero ya estoy de vuelta.

    Y uff haz actualizado un montón y todo súper interesante. Voy a leer de a poquitito, esto está como bien intenso.

    Te vi parado frente a tu guesthouse, a punto de llorar y me dieron ganas de abrazarlos a los dos.

    Vi a esa gente sonriente a pesar de la pobreza y me sentí súper tonta, súper ridícula de repente.

    Después se me mezcló todo con las imágenes de los campos de arroz y el intento de imaginar el sabor del charqui de búfalo.

    Después seguí con la parte histórica, uff, que fuerte no sé qué más decir por ahora.

    Pero voy a seguir leyendo, y también hacia atrás, para no perderme ningún detalle de tus impactantes aventuras.

    Un besito !

    ResponderEliminar
  2. Pucha, la tortura la muerte, cómo no te ibas a conmover !!! que en siglos de supuesta evolución, no hayamos aprendido nada los humanos, y que las historias se repitan en diferentes lugares, en diferentes épocas. Da rabia y pena. Pienso en la niña con el número 408, ahí paralizada, con esa expresión indescriptible. ¿qué pensaría, o sentiría en ese momento? en vez de estar sonriendo, corriendo por el campo.

    Abrazo !

    ResponderEliminar
  3. ¿Los cambodianos son buenos para el volley que habían tantas canchas? ¿Y qué sentiste al ver en la pared ese saludo en castellano con la estrella solitaria? (espero que no haya dicho "al Pedro le gusta el p...").

    Uno asocia campos de concentración y exterminio con los nazis en Alemania...pero en otras latitudes, como lo viste en detalle, tragedias aún mayores se propiciaron ante la inicial indolencia del Mundo; después se intentó hacer justicia pero, para millones, ya era tarde.

    Saludos afectuosos, de corazón.

    ResponderEliminar
  4. Wow, 2 millones de muertos en cuatroa ños. Increible como se valoar atn poco al vida humana en ciertas culturas. Once again, thank you for taking me along on your trip!!!
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. El tuk tuk, que chori!! Siempre tus andanzas al leerlas siento que se desarrollan con un pegoteo lógico de la humedad de esas tierras, debe ser difícil vivir en un lugar así donde entre el calor y la humedad que te adormecen, la cultura y la fe te dan de cachetadas diarias no?
    Muero por ir algun dia cuando tenga la madurez suficiente para, como tu, deglutir todo lo que vea como corresponde.

    ResponderEliminar